EL RENACER DE UNA ERA

Columna escrita por: Hernando Meléndez Mejía
Ingeniero Industrial, MSc. en tecnología energética para el desarrollo sostenible, y MBA.

Luego de una seguidilla de acontecimientos económicos nefastos y aún inmersos en la incertidumbre suscitada por una crisis de salud pública sin precedentes, Barranquilla se prepara para volver más fuerte que nunca. Los empresarios recogen fuerzas y, maltratados por las circunstancias, se preparan para retomar el camino hacia el éxito.

Las medidas adoptadas para sobrevivir a la pandemia no fueron fáciles. Muchos vieron quebrar a sus empresas ante la inexistencia de soluciones evidentes, y la incipiente participación del Estado. Otros se vieron obligados a realizar despidos masivos, licencias no remuneradas y, en el mejor de los casos, vacaciones colectivas. Todas las anteriores dejaron mella en el pensamiento colectivo, generando temor y problemas de salud mental, tales como ansiedad y depresión, entre otros. Esto creó una sensación de inestabilidad que se podía percibir en la charla más trivial entre compañeros de trabajo que comparten un bus de camino a casa.

Desde entonces, el contexto ha cambiado drásticamente. El comercio y la manera de relacionarse con los clientes han mutado para siempre. Si algo hemos aprendido a raíz de este escollo es que los canales de comercio y la dinámica comercial en sí jamás volverán a ser estables. Esto constituye en sí un reto ingente de constante transformación y mutación, obligando a las empresas a modificar su estructura organizacional, haciéndola mucho más ligera y flexible ante los cambios inesperados del entorno. Esto podría entenderse como la capacidad que tiene un determinado material de ser sometido a estrés y poder permanecer con sus características físicas intactas. De esta misma manera, las empresas deben blindarse para asimilar las tensiones a las que se exponen en un mundo globalizado y de libre mercado.

Además, se hace realmente imperioso destinar recursos al desarrollo de la transformación digital y, adicionalmente, rediseñar en la mayoría de los casos nuestros modelos de negocio. El ejercicio debe tener márgenes de rentabilidad más elevados, permitiendo que la nómina pase a ser un porcentaje cada vez más bajo de los gastos, sin que esto se traduzca necesariamente en despidos.

El outsourcing o tercerización de los servicios diferentes al core del negocio resulta una opción sumamente tentadora, sobre todo si tenemos en cuenta lo que le cuesta a una empresa realizar procesos asertivos de selección de personal, capacitaciones, lidiar con la rotación y un sinnúmero de desventajas que generan un desgaste innecesario al interior de las organizaciones.

Por otro lado, con la revolución de Chat GPT y el universo de herramientas de inteligencia artificial, podemos crear modelos de negocio inexplorados hasta la fecha. Crear música con IA y subirla a plataformas como “Epidemic Sound” para luego ser utilizadas como soundtrack de los videos realizados por creadores de contenido, o sencillamente generar música con IA para vender suscripciones anuales para restaurantes que necesitan música para ambientar. En general, el espectro de posibilidades es infinito y muy prometedor, por lo que se configura un ecosistema ideal para el emprendimiento.

Los conocidos negocios tradicionales no van a desaparecer inmediatamente, pero es necesario que, de manera paralela, se vaya trabajando en la propuesta de renovación del modelo de negocio y apostar por la creación de valor abordada desde varios frentes.

Estamos llamados a hacer parte de un movimiento que lleva muchos años y al que nos hemos venido resistiendo por ser empresarios tradicionales. Los tiempos adversos, con su inexorable sabiduría, nos dejan enseñanzas que difícilmente podemos ignorar. Esto no es un mensaje alarmista, ni pretende ser una invitación al detrimento de los derechos de los trabajadores, pero sin duda es un deber realizar reflexiones profundas que permitan visualizar una nueva manera de encarar el negocio.

Sin embargo, no todo ha sido negativo. Durante la crisis, muchas empresas fueron capaces de sacar partido y lograr con esto consolidarse en su segmento. Empresas de domicilios, empresas de e-commerce, empresas del sector salud, educación, entre otros, lograron crecer significativamente en sus niveles de ventas y reportaron utilidades superiores a las que presentaban históricamente.

Por otra parte, hacer a las organizaciones flexibles a los cambios bruscos del entorno es un compromiso cada vez más relevante, así como uno de los pilares fundamentales para garantizar la continuidad del negocio y con ello velar por la estabilidad económica de muchos hogares.

Para lograr esto no hay fórmulas ni recetas mágicas. Estamos siendo convocados a generar grandes cambios, sobre todo cambios de enfoque. Necesitamos pensar fuera de la caja, romper paradigmas y pensar diferente del resto. El cambio no es una opción, es una obligación.

Nota: Esta columna de opinión no representan los interés editoriales del periódico.

Comparte esta noticia

Suscríbete

Al presionar el botón de suscripción, confirmas que aceptas nuestra Política de Privacidad.
Publicidad