El comercio es el corazón del país ¿Lo estamos cuidando?

El comercio es el corazón de nuestro país; sin ventas, nuestro pulso se debilita. En Colombia, vivimos una situación de crisis en nuestro comercio que nos afecta a todos: a los emprendedores, empleados, micros, medianos y grandes empresarios. La caída de ventas genera efectos como el aumento del cierre de negocios, los despidos masivos, la reducción del recaudo de impuestos y también una notable tensión social.

El cierre de empresas aumentó en un 31% durante el primer trimestre del año. La creación de nuevas empresas redujo su tasa en un 30% respecto al año anterior, siendo la más baja en los últimos cuatro años. Vivimos una época llena de desafíos: luchamos ante una inflación retadora, contra servicios costosos, aumentos en los precios de los combustibles y el encarecimiento del costo de vida. Las ventas del país cumplen 16 meses a la baja y urge la inclusión de iniciativas de reactivación económica en la agenda política. Hay que resaltar la disminución del 10.3% en el recaudo tributario, impuestos que sirven para invertir en el desarrollo del país y para implementar medidas que nos saquen de esta situación.

En momentos como estos, es que caemos en cuenta y aseguramos que nuestro tejido empresarial es el verdadero motor de nuestra economía. Nuestros empresarios luchan por sobrevivir y, junto a ellos, sus empleados, contratistas, proveedores y todos los beneficiados de estos centros de productividad. FENALCO, en la publicación de su bitácora económica, arrojó datos preocupantes: signos de desconfianza de los consumidores sobre el futuro inmediato y un notable temor a endeudarse. Ni el mes de las madres, que es la segunda fecha comercial más importante para el país, superó las expectativas, demostrando que los consumidores están menos motivados a gastar. También la confianza de los inversores está afectada por situaciones como la incertidumbre por las reformas, la inseguridad, la desconfianza en las instituciones públicas, la baja ejecución presupuestal y la falta de propuestas para enfrentar esta dificultad. Según la bitácora de FENALCO, el 76% de los empresarios encuestados piensa que la situación permanecerá igual o empeorará a mediano plazo.

Es tanta la urgencia que, recientemente, el ministro de economía anunció un paquete de medidas para la reactivación económica, un esfuerzo de gobierno que es crucial para que mejore la salud de nuestro comercio. No podemos tener un país improductivo y sin esperanza; sin ella, jamás aprovecharemos nuestra potencialidad económica. Históricamente, Colombia ha sido especialista en desaprovechar sus mejores oportunidades. Es hora de que veamos el desarrollo económico como la mejor reforma social para nuestro país.

La caída de ventas representa un desafío considerable y poco novedoso, pero también una oportunidad para innovar y fortalecer nuestro tejido económico y empresarial. Necesitamos un esfuerzo conjunto entre los sectores públicos y privados para devolver la esperanza a nuestro comercio y a nuestros empresarios, que son héroes e impulsores del progreso. Volvámonos especialistas en transformar positivamente nuestras crisis; tomemos este punto de inflexión como el inicio hacia nuestro mejor futuro.

Columna escrita por Cristian Upegui.

Es administrador de empresas, contador público y especialista en gerencia pública de la Universidad del Norte. Trabaja como asesor administrativo en el sector público y privado. Lidera iniciativas sociales en la ciudad de Barranquilla, enfocadas en la primera infancia, juventud y madres cabeza de hogar. Recientemente se encuentra en un plan de articulación entre el sector privado y público, con el fin de crear espacios para personas con discapacidad y sus cuidadores, donde se puedan disfrutar y entretenerse, restableciendo sus derechos y rechazando su discriminación.

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