Un devastador terremoto de magnitud 6,8 sacudió la región del Tíbet en China este martes, confirmadas hasta ahora 126 muertos y alrededor de 200 heridos, según informaron las autoridades locales. El epicentro del sismo se ubicó en el condado de Tingri, a una profundidad de 10 kilómetros, una zona cercana a la frontera con Nepal y la India. Las consecuencias del desastre también se sintieron en estos países vecinos, aunque con menor intensidad.
El terremoto destruyó más de 1.000 viviendas, dejando sin hogar a unas 6.900 personas en un radio de 20 kilómetros alrededor del epicentro. Las temperaturas extremas de la región, que pueden descender hasta los -16 grados centígrados, han dificultado las labores de rescate, que continúan activamente mientras se busca a sobrevivientes bajo los escombros, se reportan daños significativos en infraestructura y caminos bloqueados, complicando aún más la llegada de ayuda humanitaria.
La región del Tíbet es conocida por su vulnerabilidad a los desastres naturales debido a su ubicación en una zona sísmica activa, este evento ha reavivado las preocupaciones sobre la preparación para emergencias en un terreno tan hostil, especialmente por las bajas temperaturas y el aislamiento de muchas comunidades. Residentes locales han relatado escenas de caos, con casas colapsadas y familias intentando rescatar sus pertenencias de entre los escombros. La comunidad internacional también ha mostrado solidaridad, ofreciendo ayuda para los esfuerzos de rescate y reconstrucción.
El presidente chino, Xi Jinping, ordenó esfuerzos exhaustivos para rescatar a las víctimas, mitigar los efectos del desastre y prevenir tragedias secundarias, el gobierno destinó 100 millones de yuanes (aproximadamente 15 millones de dólares) para la ayuda humanitaria y la reconstrucción de la región afectada. Equipos de emergencia, incluidos más de 5.000 rescatistas, han sido desplegados junto con maquinaria pesada y suministros esenciales para atender a los afectados.
El epicentro del sismo se encontró a solo 85 kilómetros del Monte Everest, lo que ha obligado al cierre temporal de las expediciones y rutas turísticas en la zona. Nepal y la India, que también sintieron el impacto del terremoto, han ofrecido apoyo al gobierno chino mientras monitorean posibles daños en sus territorios. Este terremoto ha dejado una huella significativa en la región, tanto por las pérdidas humanas como por los desafíos logísticos que enfrentan las labores de rescate.
Con más de un centenar de muertos confirmados hasta el momento y las operaciones de rescate en curso, se espera que las cifras de víctimas y daños continúen aumentando. La prioridad de las autoridades y las organizaciones internacionales es brindar asistencia inmediata a los afectados y garantizar su seguridad frente a las bajas temperaturas. Este terremoto, uno de los más mortales registrados en la región en los últimos años, pone de manifiesto la necesidad de fortalecer la preparación para emergencias en una de las zonas más sísmicamente activas del mundo.