El hombre juega a ser Dios: el regreso del lobo terrible

El mundo avanza a pasos agigantados en los diversos ámbitos del conocimiento y la vida misma, la ciencia parece ser más profunda y sencilla que hace 100 años,  la aparición de la Inteligencia Artificial en la cotidianidad es un claro ejemplo, lo que alguna vez fue ciencia ficción es una realidad, dejándonos con interrogantes y dudas para el futuro.

La humanidad mientras supera sus límites, su moralidad se ve muchas veces afectada, pero todo funciona con el progreso como premisa, y el pasado 7 de abril  de 2025 el mundo conoció la desextinción. Desde este contexto aparecen nuevos pensamientos y términos, como lo es nuestro tema central de traer especies de pasado al hoy, dejando de ser solo un argumento de ciencia ficción.

Como lo fue alguna vez el viajar por los cielos, soñado por Leonardo Da Vinci, pero logrado muchos años después por los hermanos Wright; el viajar al espacio o la luna como lo planteó Julio Verne en una de sus obras y que en 1969 se convertiría realidad con Neil Armstrong al pisar superficie lunar.

Y así podemos continuar con la lista hablando de internet, la virtualidad mostrada en la serie Los Supersónicos, la nanotecnología, o cientos de obras de la cultura pop como Volviendo al Futuro, que predecían mucho de lo que vivimos hoy. Pero ahora debemos céntranos en las especies y la ciencia, ¿Debe el hombre tener el poder de decidir sobre la vida y la muerte de especies extintas?.

Todo lo anterior da razón  de que la ciencia ficción es la ciencia del futuro, lo que antes parecía exclusivo de películas como Jurassic Park hoy se traduce en laboratorios, inversiones millonarias y titulares que desafían a la ética y la biología. Steven Spielberg parece que no es solo un gran director de cine sino un futurólogo inimaginable.

El caso más reciente, sorprendente y polémico es el del lobo terrible (Canis dirus), una especie extinta hace más de 10.000 años, que científicos traen de regreso gracias a técnicas avanzadas de ingeniería genética. Pero, ¿qué hay detrás de esta resurrección?

Representación del lobo terrible. Tomado de: Mundo Prehistórico

El lobo terrible no es solo un fósil famoso, que vivió en la tierra hace alrededor de 12.500 años, principalmente en Norte América y las Pampas de Argentina, era muy similar al lobo gris que conocemos actualmente. Su historia ha sido mitificada por la cultura pop desde videojuegos hasta la serie Game of Thrones.

Lo que poco se sabía hasta hace pocos días es que su regreso estaba siendo planeado en silencio por una empresa biotecnológica estadounidense: Colossal Biosciences, conocida desde hace algunos años por también por intentar revivir al mamut lanudo. El proyecto, inicialmente oculto por razones estratégicas y financieras, ha salido a la luz tras una filtración interna y la posterior confirmación de la compañía, con un reportaje exclusivo de la revista Time.

¿La razón de su ocultamiento? Inversiones de alto riesgo, patentes aún en trámite y una agenda científica que busca evitar el escrutinio público hasta estar lo suficientemente avanzado; los dos lobos nacieron el pasado 1 de octubre de 2024, nombrados como Rómulo y Remo, alusivo al mito romano.Colossal no está sola, detrás hay nombres de peso, inversores tecnológicos como Peter Thiel, multimillonarios estadounidenses y empresas con vínculos al Pentágono.

Portada de la Revista Time

La desextinción ha dejado de ser un juego de científicos curiosos para convertirse en un negocio de miles de millones de dólares, y aunque la empresa insiste en que su objetivo es ecológico, como restaurar ecosistemas dañados y recuperar especies clave, las preguntas éticas son inevitables. ¿Con qué derecho decide el ser humano qué especies vuelven y cuáles no? ¿Estamos preparados para lidiar con los efectos secundarios de estas decisiones?

Además, el regreso del lobo terrible no es un «rescate» real en sí al 100%. La criatura que se busca crear no es exactamente igual a la original, se trata de un híbrido formado con ADN reconstruido a partir de fragmentos fósiles, complementado con material genético de lobos modernos, engendrados en una perra de la especie lobo gris. En otras palabras, una imitación que se parece, pero no es, un Frankenstein biológico con fines aún difusos.

El trasfondo de este fenómeno es claro: el ser humano ha cruzado una línea inimaginable, ya no solo modifica el entorno, ahora modifica el tiempo. La desextinción plantea una pregunta incómoda: ¿qué viene después? Si logramos traer de vuelta al lobo terrible, ¿seguirá el tigre de dientes de sable, el moa o incluso el neandertal? La frontera entre lo posible y lo deseable se vuelve cada vez más borrosa.

La misma compañía en las entrevistas ha avisado que su más ambicioso proyecto es traer de regreso al colosal Mamut con ADN de fósiles y experimentando con elefantes, igual otras especies extintas como el Dodo o el tigre de Tasmania.

Por el momento Rómulo y Remo se encuentra en una reserva ecológica, con monitoreo continuo en una ubicación secreta, Colossal aviso que su idea no es soltarlos a la vida salvaje por los riesgos que puede causar; luego de la noticia tribus del norte de Estados Unidos manifestaron su deseo de tener uno de estos ejemplares con sus comunidades.

Fotografía de Remo con 5 meses de edad. Tomado de: Time

La humanidad, una vez más, juega a ser Dios, trayendo a mi memoria unas palabra de la película Jurassic Park (1993) del Dr. Ian Malcolm, interpretado por Jeff Goldblum: “Dios crea a los dinosaurios, Dios destruye a los dinosaurios, Dios crea al hombre, el hombre mata a Dios, el hombre crea a los dinosaurios”.

Aunque no son dinosaurios los que se traen a la vida de nuevo, expertos han avisado que es imposible,  si demuestra que la ciencia aliada al capital privado abre portales que tal vez no estamos listos para cruzar. La desextinción podría salvar especies, sí, pero también podría abrir una caja de Pandora genética sin retorno, en ese dilema se juega nuestro futuro, mientras el hombre juega a ser Dios.

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