Colombia vive un nuevo capítulo de debate político luego de que el presidente Gustavo Petro advirtiera, en entrevista con CNN, que, si su propuesta de consulta popular es desestimada, el pueblo colombiano podría impulsar una Asamblea Nacional Constituyente como alternativa.
“Si se vuelven a burlar de la consulta, entonces ya no queda otro mecanismo que un pueblo, en elecciones, masivamente pida la asamblea nacional constituyente”, dijo el mandatario. Aclaró, además, que esta propuesta no tendría un beneficio personal, ya que para el momento en que se llegase a aplicar, él estaría finalizando su mandato.
¿Por qué la consulta popular?
El presidente ha insistido en que busca darle la palabra a la ciudadanía para decidir sobre reformas clave, como la laboral, que ha enfrentado múltiples bloqueos en el Congreso. “Si se cae en la Corte, se recogerán 8 millones de firmas para volver a presentar la consulta”, aseguró.
¿Y la Constituyente?
En caso de un nuevo rechazo, Petro considera que la Constituyente sería el camino para destrabar reformas estructurales. El ministro de Justicia designado, Eduardo Montealegre, respaldó esta postura afirmando que algunas instituciones actuales dificultan los cambios sociales que promueve el Gobierno.
Montealegre explicó que, si se opta por una iniciativa popular, se requerirá recolectar al menos 8 millones de firmas, lo que representa el 20 % del censo electoral. Esta propuesta no es nueva dentro del círculo cercano del presidente, pero esta es la primera vez que se expone con tanta claridad ante la opinión pública.
Una discusión que apenas comienza
El Gobierno firmó recientemente el decreto para convocar la consulta popular y lo envió a la Corte Constitucional. La oposición ya anunció acciones legales contra esta decisión, mientras el país se alista para un segundo semestre cargado de debates democráticos.
Por ahora, Petro sostiene que, si el Congreso responde de forma positiva a las reformas, no será necesario avanzar hacia la consulta ni la Constituyente. Todo dependerá —dice— de cómo se escuche la voz del pueblo, ya sea en el Congreso o en las urnas.
