A sus 19 años, Katerine Andrea Martínez Martínez fue detenida por las autoridades en un pequeño estadero del centro de Florencia. La joven barranquillera es señalada por la Fiscalía de haber participado en la planeación del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ocurrido el pasado 7 de junio en Bogotá.
Su captura, realizada por la Policía Nacional el sábado 14 de junio, fue legalizada por un juez al día siguiente. Katerine fue trasladada en un avión policial a Bogotá, donde enfrentó una audiencia de imputación de cargos. La Fiscalía le atribuye delitos graves: tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas y uso de menores para delinquir. Sin embargo, ante el juez de control de garantías, no aceptó los cargos.
El caso ha sacudido a la opinión pública no solo por el impacto político del atentado, sino también por los rostros que han ido apareciendo detrás del crimen. Según las investigaciones, Katerine habría sido quien facilitó el arma con la que un menor de 15 años disparó contra Uribe en el barrio Modelia. El arma, una pistola Glock 9 milímetros, fue incautada y está siendo sometida a exámenes balísticos.
De acuerdo con la Fiscalía, Katerine habría intentado huir hacia Ecuador tras los hechos. La orden de captura fue emitida por el Juzgado 41 Penal de Bogotá y las autoridades lograron ubicarla gracias a seguimientos e imágenes de cámaras de seguridad. También se investiga su presunta relación con un hombre identificado como “el Costeño”, quien sería su esposo y habría tenido un papel clave en la logística del ataque.
El caso también tiene otro detenido: Carlos Eduardo Mora González, ciudadano colombo-venezolano, acusado de ser parte del plan y de haber transportado al menor sicario en uno de los vehículos usados el día del ataque. Tampoco aceptó los cargos.
Mientras tanto, Miguel Uribe Turbay continúa internado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Santa Fe. El último parte médico indicó que fue sometido a una nueva intervención quirúrgica y que su estado sigue siendo crítico, con pronóstico reservado.
Las autoridades avanzan en la reconstrucción de cómo se planeó y ejecutó este atentado. La participación de una joven de 19 años y el uso de un menor de edad reflejan una realidad alarmante: detrás de hechos violentos que sacuden al país, muchas veces hay vidas jóvenes involucradas, atrapadas en redes de criminalidad que las convierten en ejecutoras o cómplices.