Muchos creen que el fútbol se limita a los 90 minutos de juego, pero para Boca Juniors, este deporte es mucho más: es identidad, es familia, es una forma de vida que trasciende fronteras y une corazones en todo el mundo.Así quedó demostrado en Miami, Florida, donde miles —si no millones— de hinchas argentinos llegaron durante las últimas dos semanas para acompañar al club Xeneize en su debut en el Mundial de Clubes 2025.
Las playas, calles y alrededores del Hard Rock Stadium se tiñeron de azul y amarillo, con cánticos, banderas y pasión desbordada. Historias como la de un joven que vendió su consola de videojuegos para poder comprar una entrada, o la de familias que ahorraron todo un año para poder hacer este viaje, son apenas ejemplos del fervor que despierta Boca.
La frase más repetida entre los fanáticos era simple pero contundente: «Esto es Boca Juniors». El debut fue contra el Benfica de Portugal, en un vibrante empate 2-2 que quedará en la memoria de los asistentes no solo por el resultado, sino por el ambiente que transformó el estadio en una verdadera «Bombonera» en el extranjero.
Esta no es la primera vez que se presencia esta “marea azul y oro”. En Río de Janeiro, durante la final de la Copa Libertadores ante Palmeiras, miles de hinchas también colmaron la ciudad brasileña para alentar, a pesar de que el título se escapó. Porque el famoso “Jugador Número 12”, como se le conoce a la hinchada Xeneize, nunca abandona.
Más allá del resultado deportivo, lo que quedó claro es que el fútbol, cuando es vivido con tanta pasión, se convierte en una forma de vida, una cultura que viaja, une y emociona. Y en eso, Boca Juniors y su gente son un ejemplo global.