Durante una inspección técnica a la altura del centro comercial Le Champs, el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, fue enfático en exigirle al contratista responsable mayor celeridad en la ejecución de la Gran Vía. La obra, que conecta el corredor universitario con importantes zonas de desarrollo urbano, ha tenido avances significativos, pero también tropiezos en los plazos. “No vamos a permitir más retrasos; esta vía es la solución que los atlanticenses necesitan y merecen”, declaró el mandatario.
Verano confirmó que el deprimido vial estará listo en ocho meses, y que la entrega total de la obra se proyecta para dentro de 14 meses. Además, destacó que se trata de una autopista pensada no solo para optimizar el tráfico, sino también para impulsar el ecosistema educativo, beneficiando a más de una docena de instituciones de educación superior. “Estamos construyendo una infraestructura que estará a la altura de los retos del futuro”, afirmó.
Con un avance global del 70 %, el proyecto ya enfrenta su fase más compleja: la construcción de los muros de contención del deprimido, que avanza con tecnología especializada. A ello se suman soluciones hidráulicas para mitigar inundaciones y una glorieta elevada que mejorará la conexión entre las avenidas Tajamares y Circunvalar. La Gobernación confía en que, superadas las barreras técnicas, esta obra se convierta en un eje transformador para la movilidad y el desarrollo del Atlántico.