La hegemonía del silencio forzado: premio al periodismo que busca la verdad

Desde cinco países distintos, pero con una misma misión: contar lo que ocurre en un país donde el silencio ha querido imponerse por la fuerza.

Los periodistas del diario nicaragüense La Prensa trabajan hoy desde el exilio. Algunos en Costa Rica, otros en México, España, Alemania o Estados Unidos. Todos ellos alejados de sus hogares, de sus redacciones, pero no de su compromiso. Desde 2021, cuando el régimen de Daniel Ortega confiscó las instalaciones del periódico, el equipo ha mantenido viva la labor informativa de forma digital, enfrentando amenazas, censura y el dolor del destierro.

Este esfuerzo ha sido reconocido por la UNESCO y la Fundación Guillermo Cano, que este 2025 han otorgado al medio el Premio Mundial a la Libertad de Prensa. El anuncio se realizó en Bruselas, Bélgica, y resalta el papel de La Prensa en la defensa del derecho a informar y ser informado, incluso bajo circunstancias extremas.

Nicaragua ha sido catalogada por Reporteros sin Fronteras como uno de los países con menor libertad de prensa en el mundo, ubicándose en el puesto 172 de 180. Fabián Medina, jefe de información de La Prensa y exiliado en Costa Rica, resume la situación con una frase contundente: “Nicaragua es hoy una Corea del Norte. Un país donde ya no se sabe lo que pasa dentro”.

Medina recibió el premio en Bruselas y lo dedicó “a todos los periodistas en el mundo que han sido condenados al silencio”. Aseguró que el galardón es también un mensaje para los regímenes que persiguen a la prensa: “No podrán callarnos. La libertad de prensa no es un lujo, es un derecho”.

La Prensa se une así a una lista de medios y periodistas que han sido reconocidos por defender la verdad a pesar de los riesgos. En 2023, el galardón fue entregado a las periodistas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohammadi, detenidas por informar sobre la muerte de Mahsa Amini. En 2021, lo recibió Maria Ressa, periodista filipina y fundadora de Rappler, por su lucha contra la desinformación en medio del autoritarismo de Rodrigo Duterte. En 2018, el premio fue para los periodistas del Capital Gazette de Estados Unidos, que continuaron informando tras un ataque armado en su redacción. Y en 2014, fue galardonado el periódico Zaman de Turquía, que enfrentó persecución por parte del gobierno de Recep Tayyip Erdoğan.

La Prensa, con casi cien años de historia, es el medio más antiguo de Nicaragua. Hoy sobrevive desde el exilio, informando gracias a periodistas que, como lo dijo Dora Luz Romero, editora digital del diario, “han tenido que cruzar fronteras con lo puesto, pero con la vocación intacta”.

La decisión de la UNESCO provocó la reacción inmediata del gobierno nicaragüense, que anunció su retiro del organismo internacional. Sin embargo, el mensaje del jurado es claro: el periodismo libre no se apaga, aunque intenten silenciarlo.

Porque informar con la verdad sigue siendo una necesidad urgente. Porque el periodismo real no es un oficio de lujo, sino un servicio a la sociedad. Que este reconocimiento sea también un llamado a seguir defendiendo una prensa libre, crítica, responsable y humana. En tiempos de censura, desinformación y ruido, contar lo que pasa con honestidad es un acto de valor. Y ese valor necesita de todos.

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