Colombia vivió un espectáculo en el cielo en la noche del 10 de junio y la madrugada del 11, cuando la denominada Luna de Fresa alcanzó todo su esplendor. Un fenómeno que, según los astrónomos, ocurre cuando la Luna llena coincide con la temporada de recolección de fresas en el hemisferio norte, de ahí el nombre tan particular que atrae tanto a curiosos como a expertos en el tema.
Desde varias regiones del país, incluido Barranquilla, muchos ciudadanos alzaron la vista para presenciar cómo el satélite aparecía más grande, más brillante y con aquel tenue tono rosado que tanto atrae a los aficionados de la astronomía. Aun así, algunos puntos vivieron cielos nublados que dificultaron la observación, pero en redes no faltaron fotografías que plasmaron el evento en todo su auge.
Este fenómeno es más que una simple curiosidad; también tiene una importante carga simbólica en varias comunidades, que lo relacionan con el inicio de nuevos ciclos, sueños renovados y una conexión más profunda con la naturaleza. La noche del 10 al 11 de junio de 2025 quedará así en la memoria de muchos como el paso de la última Luna de Fresa de la primavera.
Además, el evento despertó el interés tanto de grupos de astrónomos como de ciudadanos comunes, que buscaron espacios abiertos en parques, terrazas y playas para contemplar el fenómeno sin intervención de luz artificial. Acompañados de telescopios, trípodes o simplemente de sus ojos, vivieron aquel instante como una oportunidad de reconectar con el firmamento en medio de la ciudad.
Aunque en algunos municipios el clima nublado impidió una visión nítida, en otros el cielo estuvo lo suficientemente despejado como para que la Luna de Fresa se dejara admirar en toda su expresión. Esto ayudó a que, tanto en redes como en grupos de aficionados a la astronomía, se compartieran imágenes, vídeos y comentarios en vivo, ayudando así a llevar el espectáculo más lejos de lo que alcanzaba la vista humana.
Así pues, el paso de la Luna de Fresa en 2025 deja una muestra más de cómo los ciclos de la naturaleza están íntimamente ligados a la vida en la Tierra. Un evento que, además de embellecer el firmamento, despertó en muchos el asombro, la reflexión y el deseo de reconectar con el mundo que habitamos, sin dejar de recordar que el cosmos también es parte de nuestra historia colectiva.