Desde Ibagué, el excontralor y ahora precandidato presidencial Carlos Felipe “Pipe” Córdoba encendió el debate sobre la seguridad en Colombia con una propuesta que no deja espacio para la tibieza. Inspirado en el modelo del presidente salvadoreño Nayib Bukele, el aspirante a la Casa de Nariño planteó la construcción de mega cárceles en zonas apartadas del país, como el Amazonas y Guaviare, donde los delincuentes, según dijo, trabajen para costear su estadía y no puedan seguir delinquiendo desde prisión.
Para Córdoba, el país requiere una reacción de alto impacto frente a la delincuencia. Recordó su paso por el Ejército y la crudeza de los años más violentos del conflicto, para justificar la necesidad de modernizar la inteligencia policial, patrullaje con drones y cámaras de vigilancia, además de reincorporar militares y policías retirados que refuercen la ofensiva contra el crimen. “La extorsión y el miedo no pueden seguir marcando el ritmo de la vida de los colombianos”, afirmó.
El mensaje más fuerte llegó al cierre de su intervención: “Aquí no caben medias tintas. El bandido o va a la cárcel, o lo reduce la fuerza pública”, sentenció. Con esta postura de “cero tolerancia”, Córdoba se distancia de discursos garantistas y apuesta por una narrativa de orden y control que ya comienza a marcar su camino hacia las elecciones de 2026.